Categoría: Ciencia

El alzheimer es actualmente una de las primeras causas de muerte en los países desarrollados. Una demencia que afecta especialmente a la memoria y al comportamiento, y que provoca que las personas que lo sufren tengan problemas en su vida cotidiana. Por desgracia, el alzherimer se ha convertido en uno de los trastornos más habituales, y todos tenemos casos cercanos en los que hemos podido comprobar lo brutal de esta enfermedad. Afecta principalmente a personas mayores, pero sus síntomas también pueden aparecer en personas más jóvenes. Al principio son más leves, pero posteriormente suelen agudizarse hasta provocarnos serios problemas para llevar una vida normal. De hecho, la esperanza de vida de los pacientes de alzherimer suele ser de unos ocho o diez años desde que los síntomas se vuelven muy claros. En una enfermedad devastadora, cuyo origen todavía es desconocido, y que hoy por hoy no tiene cura.

Por más que el ser humano ha avanzado como especie, que la tecnología ha seguido mejorando en estos años hasta convertirnos en seres casi infinitos, casi inmortales, perfeccionando por completo nuestro planeta a nuestro gusto, mientras también lo destruíamos en cierta forma, hay cosas que todavía se nos escapan. El ser humano no tiene mucho que hacer frente a una catástrofe natural, por ejemplo, o frente a una sequía que haga que los embalses se queden completamente vacíos. ¿Cómo se puede luchar contra eso?

Hay países que lo intentan, utilizando las últimas tecnologías para poder llegar a controlar el clima, al menos en cierto sentido. Uno de los objetivos más claros es el de provocar lluvias y precipitaciones, para tener siempre el agua necesaria en los embalses y que no haya sequías prolongadas. Esto es un deseo largamente soñado por el ser humano, y está claro que son muchos los países que han intentado lograrlo. Los que más cerca están son China y Emiratos Árabes, que gracias a todo el dinero con el que cuentan han desarrollado sistemas para provocar precipitaciones.

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Los avances en el mundo de la biogenética han traído numerosos beneficios para el ser humano, especialmente en la lucha contra enfermedades graves como el cáncer. Sin embargo, el conocimiento genético con el que contamos hoy en día también se puede utilizar para muchas otras cosas. ¿Por qué no crear niños que carezcan de enfermedades hereditarias? ¿Se puede conseguir algo así ya de forma segura? ¿Se puede evitar, por ejemplo, que un niño nazca con enfermedades, tratándole genéticamente desde el óvulo? El debate está abierto y da para mucho, desde luego.

Las consideraciones éticas siempre han aparecido frente a los avances de este tipo. Algunos consideran que el ser humano no debe jugar a ser Dios ni intentar crear seres perfectos, porque al final, la naturaleza nos ha hecho así. Pero si tenemos el arma para vivir una vida más plena, mejor y satisfactoria, sin enfermedades, ¿por qué no utilizarla?¿Por qué no alterar los genes para evitar que un niño nazca con una enfermedad hereditaria? Y si lo hacemos, ¿qué nos impide utilizar la genética para elegir su altura, el color de su pelo o el de sus ojos?

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